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Fuente: Técnicas de aseo para ser ecológico (groomertogroomer.com)
Una de las grandes tendencias o modas actuales es “Volverse ecológico”. Al oír esto, muchos piensan en digitalizarse frente a imprimir copias en papel, apagar las luces cuando no es necesario, reciclar o no dejar correr el agua al cepillarse los dientes; en esencia, estamos hablando de trabajar para conservar los recursos naturales. Pero, si queremos aplicar el concepto a una peluquería, ¿cómo sería?
En primer lugar, tenemos que pensar en las áreas en las que utilizamos más recursos en nuestro salón. Probablemente, los dos mayores recursos sean el agua y la electricidad, por lo que, a primera vista, sería difícil plantearse recortar en alguno de ellos. La buena noticia es que ¡se puede conseguir! Sin embargo, a menudo requiere cambiar viejos hábitos y aprender nuevas técnicas.
Empecemos por ver cómo utilizamos nuestros productos…
Si alguno de vosotros ha asistido a mis conferencias, enseñamos varias técnicas que se considerarían “Verdes”. La primera es espumar tu producto. Hay mucha confusión, especulación y mala información que circula por la industria sobre por qué espumar. Espumar, en términos sencillos, no es más que una forma de mezclar el producto para formar una espuma que permanezca en la capa para evitar el desperdicio de producto, lo que, a su vez, minimiza el uso de agua.
A continuación, debemos abordar la concentración. Si se aplica un producto a una mascota en forma concentrada, se necesita mucha agua para que el producto se desplace por el pelaje, y una cantidad considerable de producto se va por el desagüe. Además, si hacemos pasar el producto por un sistema de baño y el bañista no es conservador, también se desperdicia mucha agua, por no hablar de mucho producto. Si se hace correctamente, se puede bañar a un perro pequeño con sólo media cucharadita de producto (la cantidad varía mucho según los distintos productos y concentraciones) e incluso se puede bañar a un caballo entero con tres o cuatro cucharadas soperas de producto. Por tanto, es importante tener en cuenta que cuanto menos producto se utilice, menos agua se necesitará para aclararlo y menos tiempo se empleará en el aclarado.
Si tuviéramos que pensar en el acicalado o proceso que más consume de todos los que se realizan habitualmente en una peluquería, pensaría en el desbrave de un Gran Pirineo. Requiere mucho producto, mucho tiempo y toneladas de agua. Para adoptar un enfoque más “ecológico” de ese proceso, tendríamos que comprender la ciencia de lo que hacemos y utilizar una técnica más eficaz.
Empecemos por los recursos más utilizados. Se necesita mucha agua para mojar un pelaje así y toneladas para aclararlo. A menudo parece una eternidad secar el pelo después, ya que hay que eliminar todo el pelo suelto. ¿Y si elimináramos el pelo en la fase del champú, dejando sólo los pelos de guarda para aclarar y secar? ¿Cómo cambiaría eso los recursos utilizados y el tiempo empleado?
Si comprendemos que la suciedad y el sebo seco y duro son los que realmente retienen el pelo en estos perros, podemos utilizar el proceso cerrar (acondicionar)-abrir (champú)-cerrar (acondicionar) en nuestro beneficio. Utilizando el tipo correcto de acondicionador para hacer el primer cierre, iniciamos el proceso disolviendo los aceites/grasas de la piel. Los aceites disuelven los aceites (la grasa disuelve la grasa) es un principio básico que hay que comprender. El champú -a menos que sea un champú desengrasante fuerte- no es muy eficaz en este sentido. Si es fuerte, eliminará el sebo del pelo, lo que hará que sea el doble de difícil de eliminar durante el brushing. Si es suave, sólo elimina una pequeña cantidad de sebo, lo que no suele ser suficiente.
Normalmente dejamos actuar el acondicionador en el primer paso de cierre durante unos 10-15 minutos, y luego aclaramos. A continuación, aplicamos nuestro champú junto con un poco de aceite (crea deslizamiento), dejándolo actuar durante cinco minutos, lo que eliminará la otra parte del “pegamento” (suciedad) que sujeta el pelo. Con el uso de una boquilla de manguera dirigida con fuerza, trabajando el pelaje de arriba abajo siguiendo un patrón en “Z”, a menudo puedes dejar caer el 80-90% del pelaje allí mismo, en la bañera, durante el aclarado. Es mucho más fácil recoger el pelo mojado y tirarlo a la basura que arrastrarlo por todo el salón y tener que limpiarlo después durante horas.
A continuación, utilizamos un buen acondicionador hidratante con pH equilibrado para restaurar la humedad, los minerales y los nutrientes y reponer todo lo que se haya podido agotar durante el proceso de muda. El acondicionador puede dejarse actuar entre 10 y 20 minutos, según el estado del pelaje. Utilizando la misma boquilla y técnica, dejarás caer más pelo en el acondicionador final.
Puede que estés pensando: “Espera, Doc, ¿quieres que dedique hasta 40 minutos a hacer todo esto? No puedo emplear tanto tiempo”. Pero antes de emitir ese juicio, piensa en el tiempo que sueles emplear en secar, peinar al perro y toda la limpieza posterior. La gloria de esta técnica es que el pelo muerto ya está en la basura si has hecho un buen trabajo hasta este punto. He visto cómo se recorta hasta una hora y media el tiempo de acicalamiento (sin incluir el tiempo de limpieza) de un Gran Pirineo utilizando esta técnica. La otra gran cosa es que el perro no está dispuesto a comerte porque no has estado arrancando y arrancando pelos que estaban cementados con sebo y suciedad, causándoles mucho dolor.
Es una situación en la que todos ganan. Lo más importante es que el perro gana al no estar tan traumatizado. Tú ganas porque tu cuerpo se desgasta menos, y tu coste (el tiempo es lo más caro) de hacer la peluquería se reduce, por lo que puedes ganar más dinero. Y la última victoria es que hemos cumplido nuestro objetivo de ser más “ecológicos” para ahorrar recursos (agua, electricidad, tiempo, productos, etc.) para las generaciones futuras.