
El gato con pelo: causas, curas y prevención
El gato con pelo: causas, curas y prevención
Muchos de nosotros tratamos con gatos enmarañados, pero ¿por qué ocurre esto y cómo podemos corregir o evitar el problema?
Los gatos se acicalan a sí mismos y, por lo general, necesitan menos cepillados que sus congéneres caninos. Pueden mantener tan bien su pelaje porque sus lenguas tienen púas que funcionan como un cepillo. Estas púas no sólo peinan el pelo, sino que también ayudan a mover el sebo de la piel a través del pelo. Esta distribución del sebo mantiene la integridad del pelo.
El acto de lamerse también afloja y elimina la suciedad, dejando saliva en el pelaje, que tiene un efecto refrescante. A diferencia de los perros, los gatos no se enfrían eficazmente mediante el jadeo, por lo que dependen de otros métodos, como el acicalamiento, para regular la temperatura corporal.
Con este magnífico sistema de automantenimiento, ¿por qué siguen enredándose los gatos? La conclusión es que depende de la presencia y el movimiento del sebo por el pelo. El pelo tiene placas que, cuando carecen de los aceites del sebo, se abren como un árbol de Navidad. En esta forma, actúa como un velcro: los pelos se pegan entre sí y acumulan suciedad y humedad, lo que agrava el apelmazamiento.
Hay varias razones por las que esto ocurre. Suele observarse en gatos mayores, sobre todo en los que tienen problemas de salud. Cuando un gato mayor tiene un problema hormonal (como hipertiroidismo o diabetes) o un trastorno metabólico (como enfermedad hepática o renal), la piel -que es un órgano excretor- empieza a eliminar toxinas a su superficie. Esto crea un entorno tóxico y altera la química del sebo, haciéndolo menos eficaz. El cuerpo suele responder con inflamación, lo que le lleva a producir más sebo en un intento de calmar la irritación. También es frecuente la caída del cabello, que se suma a la cantidad de vello que hay que eliminar.
Por desgracia, muchos peluqueros se centran únicamente en el exceso de grasa y “desengrasan” a las mascotas con jabón de fregar o champús fuertes. Sin embargo, esto puede ser contraproducente. Si el cuerpo está produciendo más grasa para controlar la inflamación, eliminar toda la grasa puede conmocionar al sistema y hacer que produzca aún más grasa en respuesta, lo que complica aún más el problema.
Un enfoque mejor en estos casos es el método “cerrar-abrir-cerrar” o “acondicionador-champú-acondicionador”. El primer acondicionador descompone (pero no elimina) la capa superior de sebo, permitiendo que se elimine suavemente durante el lavado con champú. Un acondicionador humectante (hidratante) es especialmente eficaz porque hidrata y ayuda a descomponer el sebo viejo con más eficacia que los aceites solos. El acondicionador final es fundamental, ya que debe reponer la hidratación y el aceite del pelaje para evitar la sobreproducción e, idealmente, calmar la respuesta inflamatoria.
El baño rutinario y el acondicionamiento adecuado pueden ser un factor clave para prevenir el apelmazamiento, al mantener la capa sebácea protectora. Sin embargo, si a un gato sólo se le lava con champú y no se le acondiciona adecuadamente -o se utilizan productos agresivos que eliminan la grasa-, la piel y el pelo se vuelven vulnerables al apelmazamiento. La cutícula se abre, provocando el mismo “efecto velcro”, que conduce a la deshidratación por las placas abiertas y la falta de sebo que cubre el pelo.
Es esencial tener en cuenta que aplicar aceite (un emoliente) por sí solo no rehidrata el pelo ni la piel. Los aceites forman una barrera que bloquea la humedad, un proceso que a menudo se califica erróneamente de “hidratante”. Si la piel ya está seca, añadir aceite sólo atrapa esa sequedad en su interior. Como el aceite y el agua no se mezclan, el aceite por sí solo no puede hidratar.
Además, aplicar sólo un buen acondicionador no cerrará necesariamente la cutícula. Un cepillo de cerdas de jabalí utilizado con la fibra del pelo puede ayudar a distribuir los aceites a lo largo del tallo del pelo y cerrar la cutícula.
Otros factores que contribuyen al pelo enmarañado son el tiempo seco, la falta de aseo o la incapacidad para asearse. Si un gato no está bien, tiene artritis o sobrepeso, puede tener dificultades para llegar a todas las partes del cuerpo, lo que puede provocar un enmarañado excesivo.
En un gran porcentaje de casos, una vez restaurado el pelaje con los productos y técnicas adecuados, el gato vuelve a acicalarse normalmente. A menudo, dejan de acicalarse simplemente porque les duele: pasar la lengua áspera por el pelo enmarañado es doloroso. Una vez eliminados los mechones, si el acicalamiento no se reanuda, debemos considerar problemas subyacentes como la artritis o la obesidad. Muchos de estos gatos pueden incluso dejar de utilizar la caja de arena debido a molestias similares.
Otro problema que hay que vigilar es la formación de bolas de pelo. Cuando los gatos se acicalan, pueden ingerir una cantidad excesiva de pelo, lo que puede provocar vómitos. Esto suele asociarse a estreñimiento e incluso a infecciones urinarias secundarias e insuficiencia renal causadas por deshidratación, que en casos graves pueden ser mortales.
Es imperativo mantener sanos el pelo y la piel del gato para evitar los numerosos problemas de salud asociados al pelo enmarañado. La prevención es siempre lo mejor. La buena noticia es que los gatos suelen asearse con diligencia entre las visitas, lo que facilita el cuidado del pelaje, siempre que utilicemos los productos y técnicas adecuados para mantener un sebo sano y bien distribuido y evitar el apelmazamiento.