Fuente: ¿Vives en una placa de Petri? (groomertogroomer.com)

Una verdad aterradora a la que la mayoría de nosotros no queremos enfrentarnos es que estamos expuestos a cosas bastante desagradables trabajando en la industria animal. Dicho esto, la mayoría de nosotros preferimos tratar con animales que con humanos en la misma situación. Sin embargo, una gran diferencia es que el nivel de higiene que practicamos con los humanos suele ser mucho más exhaustivo que el que practicamos con los animales. ¿Pero tiene sentido?

Siempre debemos ser conscientes de las zonas de alto riesgo y trabajar para minimizarlas. Por ejemplo, ¿cuándo fue la última vez que cambiaste los filtros de aire de la aspiradora o de la unidad de climatización? ¿Cuándo fue la última vez que desinfectaste la fregona, las toallas o las mangueras de tu sistema de baño de recirculación? ¿Limpias todo tu equipo -bañeras, jaulas, etc.- entre cada mascota? Cada uno de nosotros lo intenta, pero ¿lo que hacemos es realmente adecuado?

Volvamos a relacionar esto con el ámbito humano…

¿Estarías bien sentado en la camilla del médico, con esa “bata especial”, justo después del paciente que te precedió si el personal no limpiara la zona ni cambiara el papel? ¿Estarías bien yendo al quirófano si en la rejilla de ventilación crecieran pelos? ¿O qué te parecería bañarte en el mismo sistema de recirculación que utilizas actualmente, sin saber (o peor, sabiendo) de toda la suciedad, piel muerta, pelo y quién sabe qué infecciones que tenían las personas/animales que te precedieron? ¿Asqueado? Quizá sea hora de que empecemos a mirar algunos de nuestros procedimientos con un ojo más crítico…

No digo que nuestros salones deban ser como un quirófano estéril, pero habiendo visitado muchos salones y dirigido el mío propio, creo que todos podríamos hacerlo mejor. Todo ayuda, y debemos darnos cuenta de que no es sólo por la salud de nuestros clientes, sino también por la de nuestro personal, nuestra familia y nosotros mismos.

El primer paso es evaluar nuestras posibles áreas de riesgo y crear un plan para abordarlas adecuadamente. Creo que el mejor plan incluye una lista de tareas con un calendario; algunas cosas deben hacerse entre cada mascota, otras diariamente y algunas pueden ser mensuales. También he comprobado que las cosas que se escriben se hacen. Asignar tareas a personas concretas y hacer que las firmen es crucial para el éxito. Sin embargo, la tarea más importante es la responsabilidad de que alguien compruebe y verifique la lista. Si este proceso no se realiza por completo, según mi experiencia, el proceso suele fracasar. Un día se convierte en una semana, que se convierte en un mes, y nunca se hace.

La segunda parte del proceso consiste en evaluar y entrenar lo que hay que hacer para conseguir los máximos resultados. Los detalles son importantes. Si cambio el filtro de aire, ¿basta con cambiar sólo el filtro, o debo aspirar y limpiar también la zona que rodea la rejilla de ventilación? Si está demasiado sucio, ¿deberíamos plantearnos cambiarlo con más frecuencia?

Cuando limpias una jaula, ¿cuántos lados lavas? La mayoría limpia cinco, pero hay seis. El más olvidado es el más sucio de todos. Piensa dónde pasan los perros la mayor parte del tiempo; dónde se lamen, babean, se limpian la nariz, etc. ¡La puerta de la jaula! ¿Es fácil de limpiar? No, es difícil de hacer, y por eso nos la saltamos. Quizá incluso deberíamos plantearnos quitarlas y ponerlas en remojo regularmente para limpiarlas/desinfectarlas.

También tenemos que asegurarnos de que nuestros procedimientos tienen sentido. Un concepto muy importante que hay que entender cuando limpiamos es la diferencia entre limpiar y desinfectar. No limpiamos con desinfectantes, ni desinfectamos con limpiadores. Básicamente, los limpiadores tienen materia orgánica que descomponer y eliminar; los desinfectantes tienen ingredientes para controlar o matar bacterias, virus y hongos. Luego, algunas empresas confunden las cosas mezclando ambas cosas, a menudo con resultados menos que ideales. En resumidas cuentas, siempre es mejor eliminar la materia orgánica y luego desinfectar. Esto es bastante fácil de hacer en superficies duras, pero las superficies porosas y cualquier tubería se convierten en un reto diferente.

Los residuos se adhieren a los lados del tubo y son difíciles de eliminar mecánicamente, como puede hacerse sobre una superficie dura. Los tubos deben empaparse y, en el mejor de los casos, pasar por ellos un cepillo (ten en cuenta también la máquina a la que están conectados) para limpiar las superficies de materia orgánica, y luego deben desinfectarse. Las superficies porosas (dependiendo de la porosidad de la superficie) a menudo pueden ser difíciles de limpiar adecuadamente debido a su naturaleza. Cosas como las esponjas, la ropa de secado o cualquier otra cosa que pueda reutilizarse y que absorba líquidos o elimine residuos, deben ser examinadas en cuanto a su capacidad para limpiarlas y desinfectarlas realmente.

Otra consideración importante que hay que entender y aplicar es que todos los desinfectantes tienen un tiempo de contacto para conseguir el máximo efecto. Que el envase diga que mata la Salmonella o el SARM/MRSP no significa que puedas rociarlo y limpiarlo al instante y habrá hecho su trabajo. Además, hay que tener en cuenta la eliminación posterior del producto para evitar el contacto o la ingestión por parte de la mascota, o incluso posibles daños en las superficies de nuestro salón.

Es mucho en lo que pensar, pero tienes que ir paso a paso. Puede que incluso quieras cambiar algunos protocolos si tienes superficies o zonas difíciles de limpiar/desinfectar. Puede que sea más fácil cambiar lo que haces y con qué, en lugar de tener que seguir elaboradas rutinas de limpieza.

En lo que se refiere a productos, tiempo de contacto y seguridad, te animo a que, o bien dediques tiempo a formarte con profesionales del sector (no con la “María de la higiene” de Google), o bien confíes en los fabricantes del sector para que te orienten sobre productos y procedimientos para tu salón. Al fin y al cabo, esa es su especialidad, igual que la tuya es la peluquería. El objetivo debe ser siempre la seguridad y la salud de todos los implicados, y evitar vivir en una placa de Petri.

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