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Fuente: La oportunidad espera (groomertogroomer.com)
n los últimos años se han producido muchos cambios, lo que nos ha dejado a muchos de nosotros intentando averiguar cómo es la nueva normalidad. Sin embargo, con cada crisis surge una oportunidad. El secreto está en averiguar cómo puedes aprovechar la oportunidad para tu propio crecimiento personal.
Un ámbito que me resulta muy cercano y que está experimentando muchos cambios y retos es el mundo veterinario. Cualquiera que haya intentado ir a ver a su veterinario local o a la clínica de urgencias se da cuenta de que tiene un aspecto muy diferente al que tenía en el pasado. Hay escasez de veterinarios con una demanda creciente. Y los recién licenciados en veterinaria aspiran a una mejor calidad de vida y no pueden imaginarse trabajar 80-100 horas a la semana, además de estar de guardia para urgencias. La medicina preventiva, en un tiempo, era la columna vertebral de lo que hacíamos, pero ahora ha pasado a un segundo plano frente a muchos diagnósticos y cirugías más avanzados que a menudo son necesarios como procedimientos para salvar vidas.
¿Por qué hablo de esto en una revista de peluquería? Porque todos estos cambios se están filtrando al mundo del cuidado personal…
Habrá algunas grandes oportunidades, pero también algunas áreas peligrosas de las que debes protegerte. En primer lugar, cuando tus clientes no puedan acudir al veterinario para recibir atención, van a intentar confiar más en su peluquero para que les dé consejos o recomendaciones. Aunque es halagador, también es muy peligroso. Recuerda que la sociedad se ha vuelto más litigiosa y más rápida para quejarse en las redes sociales, así que no caigas en la trampa.
Es importante que investigues qué es aceptable y qué no es aceptable que haga un peluquero en tu estado. Es probable que te pidan que exprimas las glándulas anales, trates las orejas e incluso raspes los dientes de forma rutinaria. ¿Sabes cuáles son las leyes de tu estado para todos estos procedimientos? Los peluqueros dicen todo el tiempo que el veterinario espera que hagan esos procedimientos -y puede que lo hagan-, pero ¿te defenderían si hubiera algún problema y fuera ilegal en tu estado? Ten cuidado, porque se me rompe el corazón cuando oigo que los peluqueros se meten en problemas porque no sabían lo que hacían.
La mayor oportunidad que veo es que los veterinarios se están apartando poco a poco del cuidado básico del pelo y la piel. A menudo es un área que acaba ocupando un lugar secundario en la lista de prioridades de un veterinario cuando se ocupa de enfermedades más complejas o potencialmente mortales. Sin embargo, es un área en la que, con la educación y los productos adecuados, los peluqueros pueden meterse fácilmente. Teniendo esto en cuenta, tenemos que empezar a comunicarnos y trabajar con los veterinarios para encontrar la mejor forma de avanzar en beneficio de ambos.
La educación es la clave
Sin embargo, como todas las oportunidades, hay que aprovecharlas; rara vez suceden sin más. ¿Cómo lo conseguimos? Lo primero es la educación. No basta con echar productos a un perro para prevenir problemas de piel o tratar un problema. ¿Confiarías en una enfermera que dice ser enfermera practicante sin haber estudiado nada más? Probablemente no. Quieres que sean lo mejor que puedan porque su nivel de conocimientos va a afectar a tu salud a largo plazo. Ya no ponen vías, cambian cuñas y llevan historiales; ahora toman decisiones sobre tu salud, interpretan resultados de laboratorio y deciden qué medicamentos debes tomar. No, no hemos llegado al nivel de convertir a los peluqueros en enfermeros profesionales, pero se está avanzando en esa dirección, empezando por permitir que los técnicos puedan hacer más cosas en el ámbito veterinario.
Hay mucho que aprender, y no es algo sobre lo que vayas a dar una conferencia de cuatro horas y te conviertas al instante en una autoridad. Es un viaje para llegar a ser bueno/grande. Y, como suele decirse, si fuera fácil todo el mundo lo haría. Si no estás familiarizado con los tipos de pelaje y los productos adecuados que debes utilizar, la diferencia entre emolientes y humectantes, el tiempo de contacto necesario para los productos, la diferencia entre limpiar y desinfectar, o la diferencia entre SA y Pénfigo, es hora de que recibas formación continua. Es una gran oportunidad para los que aman esta faceta de la peluquería. Y a los que la sigan les puede cambiar la vida.
Más que aseo
La educación es el comienzo, pero también se requieren buenas habilidades comerciales y de marketing para alcanzar el siguiente nivel, sobre todo porque ésta no es la función principal de una peluquería. Conozco a muchos veterinarios que eran brillantes en la parte veterinaria, pero que quebraron porque no sabían dirigir sus consultas ni comercializar sus servicios. Pero, ¿y si esa no es tu especialidad? ¡Contrátalo! No podemos ser geniales en todo, así que debes determinar en qué empleas mejor tu tiempo y en qué eres más débil para poder rellenar los huecos. Montones de personas buscan ayuda porque el ámbito veterinario no ha sido capaz de satisfacer sus necesidades, pero no saben a quién acudir. El mercado está ahí, sólo es cuestión de aprovecharlo.
Vuelvo a advertirte de que éste es un ámbito en el que debes tener mucho cuidado de no exagerar lo que haces ni hacer promesas que no puedas cumplir (y esto se remonta a la educación). El área en la que veo que los peluqueros se meten en problemas más rápidamente es cuando empiezan a anunciar credenciales o servicios que no están cualificados para respaldar.
El mejor momento para aprovechar una oportunidad como la que estoy comentando es mucho antes de que la necesidad se haga evidente. La definición de innovación implica concebir, desarrollar y ofrecer nuevas ideas o productos. Si esperas a que todo el mundo lo esté haciendo, siempre estarás por detrás de la curva de potencia, ¡así que el momento es ahora! Fórmate y empieza a desarrollar un plan para dar el siguiente paso. No veo un alivio para la falta de disponibilidad de veterinarios a corto plazo, así que la oportunidad no va a hacer más que crecer. ¡Tú puedes hacerlo!